ANTECEDENTES DELA PARASITOLOGIA
CONCEPTO
Es una rama de la
ciencia ecológica que trata el estudio integral del fenómeno del parasitismo,
las relaciones existentes entre el parásito y el hospedador (dependencias
metabólicas) y los factores ambientales que influyen sobre esta comunidad.
HITORIA
Aristóteles (384 – 322 A.C.) describió y
clasificó un grupo de gusanos (helmintos)
intestinales. Otros como Plinio el viejo
y Galeno estudiaron parásitos humanos y animales.
En la
edad Media el sabio Avicena elaboró en Persia un tratado
completo sobre helmintos y nematodos y métodos para combatirlos y curarlos.
Francesco Redi (1686) y luego Lázaro Spallanzani. (1729-1799) usaron parásitos como evidencia para refutar la teoría de la generación espontánea. Desde entonces cada parásito tiene su anécdota;
a finales del siglo XIX, por ejemplo, se descubrió la malaria y su vector.
Muchos
parasitólogos iniciaron observaciones al microscopio para descubrir distintos
protozoarios, pero realmente el primer protozoario de tipo parásito que se
observo fue por los doctores suizos Malmsten (1857) y Stein (1862) descubriendo Balantidium
coli , que es
uno de los protozoarios más grandes y que habita en los intestinos del cerdo.
Seguramente
las asociaciones biológicas entre los seres vivos se iniciaron con la aparición
de la vida misma sobre el planeta Tierra al competir éstos por el
espacio y ponerse en contacto íntimo. Algunos autores señalan asociaciones
parasitarias encontradas en restos fósiles de foraminíferos (protozoos con concha
calcárea) y algas marinas con más de 530, 000,000 de años de antigüedad.
En la actualidad se sabe que hay más clases de organismo parásitos que no parásitos, ya que esta modalidad de asociación entre los seres vivos es una de las más exitosas. El hombre es huésped de cientos de especies de parásitos, sin contar a los virus, bacterias y hongos que en general las especies de éstos son también parásitos en su mayoría. Es difícil no encontrar ejemplares de parásitos cuando se examinan cuidadosamente animales silvestres, domésticos, o al mismo hombre.
La parasitología se inicia con el hallazgo de los parásitos por el hombre, hecho que tiene su origen en los tiempos más remotos y que se pierde en la bruma del pasado histórico de la humanidad, pero los descubrimientos a este respecto por los antiguos chinos, griegos, egipcios, persas, etc., han quedado consignados de tal manera que el estudiante actuales capaz de reconocerlos por el análisis de los manuscritos que dejaron para la posteridad, los adelantos que sobre los parásitos y enfermedades parasitarias se realizaron hace muchísimos años.
Los médicos chinos en la antigüedad, podían distinguir los cuadros clínicos del paludismo por el tipo de fiebre que observaron en: terciana, cuartana, estibotoñal y relacionarlas con el paludismo como lo hicieron griegos y romanos siglos más tarde. Entre los egipcios (papiro de Ebers, 1550 a J.C) se describe probablemente al gusano Taenia saginata y se prescribe tratamiento para eliminarlo. Moisés entre los israelitas y después de haber recibido instrucción médica con los sacerdotes, dictó leyes sanitarias para proteger a su pueblo de plagas de insectos y de la carne de animales infectados con "piedras" (Cysticercus cellulosae, metacéstodo forma larvaria de Tenia solium).
Pero quizá el nacimiento real de la parasitología se inicia en la época de Leeuwenhoeck con el invento del microscopio.
En la actualidad se sabe que hay más clases de organismo parásitos que no parásitos, ya que esta modalidad de asociación entre los seres vivos es una de las más exitosas. El hombre es huésped de cientos de especies de parásitos, sin contar a los virus, bacterias y hongos que en general las especies de éstos son también parásitos en su mayoría. Es difícil no encontrar ejemplares de parásitos cuando se examinan cuidadosamente animales silvestres, domésticos, o al mismo hombre.
La parasitología se inicia con el hallazgo de los parásitos por el hombre, hecho que tiene su origen en los tiempos más remotos y que se pierde en la bruma del pasado histórico de la humanidad, pero los descubrimientos a este respecto por los antiguos chinos, griegos, egipcios, persas, etc., han quedado consignados de tal manera que el estudiante actuales capaz de reconocerlos por el análisis de los manuscritos que dejaron para la posteridad, los adelantos que sobre los parásitos y enfermedades parasitarias se realizaron hace muchísimos años.
Los médicos chinos en la antigüedad, podían distinguir los cuadros clínicos del paludismo por el tipo de fiebre que observaron en: terciana, cuartana, estibotoñal y relacionarlas con el paludismo como lo hicieron griegos y romanos siglos más tarde. Entre los egipcios (papiro de Ebers, 1550 a J.C) se describe probablemente al gusano Taenia saginata y se prescribe tratamiento para eliminarlo. Moisés entre los israelitas y después de haber recibido instrucción médica con los sacerdotes, dictó leyes sanitarias para proteger a su pueblo de plagas de insectos y de la carne de animales infectados con "piedras" (Cysticercus cellulosae, metacéstodo forma larvaria de Tenia solium).
Pero quizá el nacimiento real de la parasitología se inicia en la época de Leeuwenhoeck con el invento del microscopio.
Las enfermedades parasitarias y su importancia socioeconómica.
Se sabe que las enfermedades parasitarias han producido a través de los tiempos más muertes y daño económico a la humanidad que todas las guerras juntas. Generalmente en los países con poco desarrollo socioeconómico es en donde las enfermedades parasitarias y la parasitosis se presentan con mayor frecuencia, viéndose favorecido esto por las condiciones climáticas cálidas o templadas y por la falta de cultura médica en el pueblo, ya que en los países desarrollados social, médica y económicamente, las enfermedades parasitarias han sido erradicadas o tienen muy poca significación.
Es importante señalar que alguna parasitosis transmitida por el suelo y por fecalismo (ascariosis, uncinariosis, tricocefalosis, amibiosis, giardiosis, etc.) no solo se presenta en climas cálidos sino inclusive en zonas templadas y aún en frías.
El impacto global de las enfermedades parasitarias en el mundo es muy importante ya que inciden de manera brutal sobre la salud, la esperanza de vida al nacimiento, y la productividad de millones de personas.
La prevalencia de la parasitosis está estrechamente vinculada a diferenciales climáticas, fenómenos demográficos y al desarrollo socioeconómico de las diferentes zonas del planeta. No es de extrañar que los protozoos y los helmintos patógenos sean parte de la vida cotidiana en los trópicos, sin ser privativos de ellos.
Debe considerarse que el 75% de la población mundial se encuentra establecida en países en desarrollo y que el 50% de la misma está constituida por personas menores de 15 años de edad, rango en que se presenta la mayor mortalidad por enfermedades infecciosas incluyendo las de etiología parasitaria. Ante la magnitud del problema, algunas instituciones y fundaciones en el mundo han destinado parte de sus recursos económicos y tecnológicos para el estudio de la parasitosis.
La República Mexicana, debido a su diversidad geográfica y al desigual desarrollo económico, presenta frecuencias variables de enfermedades parasitarias en las diferentes regiones.
Entre las principales causas de mortalidad en país, se observa que las defunciones por enfermedades infecciosas y parasitarias asociadas a naciones subdesarrolladas ocupan el 4to lugar. La mortalidad por enfermedades parasitarias es un problema común a los diferentes grupos etéreos, pero su magnitud destaca en la niñez, evaluándose en términos de muerte prematura y que repercute en Años de Vida Potencial Perdidos (AVPP) que es un valioso indicador para países en desarrollo pues otorga mayor importancia a las causas de defunción que inciden a edades tempranas.
Es importante señalar que las medidas iniciadas en 1991 para control del cólera se han visto recompensadas por una reducción significativa de enfermedades diarreicas bacterianas y parasitarias.
Dentro de la parasitosis en que juegan un papel los transmisores biológicos, el paludismo, sin duda, la más importante y sigue requiriendo de medidas preventivas y de vigilancia epidemiológica.
Se sabe que las enfermedades parasitarias han producido a través de los tiempos más muertes y daño económico a la humanidad que todas las guerras juntas. Generalmente en los países con poco desarrollo socioeconómico es en donde las enfermedades parasitarias y la parasitosis se presentan con mayor frecuencia, viéndose favorecido esto por las condiciones climáticas cálidas o templadas y por la falta de cultura médica en el pueblo, ya que en los países desarrollados social, médica y económicamente, las enfermedades parasitarias han sido erradicadas o tienen muy poca significación.
Es importante señalar que alguna parasitosis transmitida por el suelo y por fecalismo (ascariosis, uncinariosis, tricocefalosis, amibiosis, giardiosis, etc.) no solo se presenta en climas cálidos sino inclusive en zonas templadas y aún en frías.
El impacto global de las enfermedades parasitarias en el mundo es muy importante ya que inciden de manera brutal sobre la salud, la esperanza de vida al nacimiento, y la productividad de millones de personas.
La prevalencia de la parasitosis está estrechamente vinculada a diferenciales climáticas, fenómenos demográficos y al desarrollo socioeconómico de las diferentes zonas del planeta. No es de extrañar que los protozoos y los helmintos patógenos sean parte de la vida cotidiana en los trópicos, sin ser privativos de ellos.
Debe considerarse que el 75% de la población mundial se encuentra establecida en países en desarrollo y que el 50% de la misma está constituida por personas menores de 15 años de edad, rango en que se presenta la mayor mortalidad por enfermedades infecciosas incluyendo las de etiología parasitaria. Ante la magnitud del problema, algunas instituciones y fundaciones en el mundo han destinado parte de sus recursos económicos y tecnológicos para el estudio de la parasitosis.
La República Mexicana, debido a su diversidad geográfica y al desigual desarrollo económico, presenta frecuencias variables de enfermedades parasitarias en las diferentes regiones.
Entre las principales causas de mortalidad en país, se observa que las defunciones por enfermedades infecciosas y parasitarias asociadas a naciones subdesarrolladas ocupan el 4to lugar. La mortalidad por enfermedades parasitarias es un problema común a los diferentes grupos etéreos, pero su magnitud destaca en la niñez, evaluándose en términos de muerte prematura y que repercute en Años de Vida Potencial Perdidos (AVPP) que es un valioso indicador para países en desarrollo pues otorga mayor importancia a las causas de defunción que inciden a edades tempranas.
Es importante señalar que las medidas iniciadas en 1991 para control del cólera se han visto recompensadas por una reducción significativa de enfermedades diarreicas bacterianas y parasitarias.
Dentro de la parasitosis en que juegan un papel los transmisores biológicos, el paludismo, sin duda, la más importante y sigue requiriendo de medidas preventivas y de vigilancia epidemiológica.
Impacto
socioeconómico de las enfermedades parasitarias
El hecho de que un país tenga que sufrir enfermedades parasitarias con índices de frecuencia importancia, no solo es señal de facultad desarrollo, sino que además dichas parasitosis le están produciendo grandes pérdidas económicas al pueblo que las soporta.
En América Latina el problema del parasitismo es muy importante y de las parasitosis intestinales, en particular enorme, ya que las encuestas epidemiológicas realizadas por los distintos autores de los países Latinoamericanos así lo señalan, tanto de las protozoosis como de las helmintiasis, encontrándose con frecuencia poliparasitismo en un mismo individuo, con afectación principal de los preescolares y escolares.
En la República Mexicana las parasitosis producen muerte con relativa frecuencia ya que como se mencionó antes, la amibiasis ocupa el 4to lugar como causa de muerte en el Hospital General de la SSA en la ciudad de México y la cisticercosis también sigue ocupando un lugar preponderante.
La amibiasis producida por Entamoeba Histolytica se encuentra como causa de muerte entre el 4.9 y 12%, demostrado por las autopsias realizadas en adultos en las distintas instituciones hospitalarias del país y en el 4.2% en niños.
Este tipo de frecuencias de muerte por parasitosis, se extrapola a casi todos los países subdesarrollados o en vías de desarrollo ya que las condiciones ecológicas favorables para los parásitos, así como las condiciones socioeconómicas deficientes hacen que dichas enfermedades sean muy comunes y además los parásitos infecten al hombre en forma masiva,
haciendo que los cuadros clínicos que desarrollan sean más graves y las posibilidades de muerte aumenten en forma considerable.
Si las parasitosis se evalúan en términos económicos, se refleja la verdadera importancia que tienen para un país determinado. En general, los conceptos que se toman en consideración para efectuar dichas valoraciones son, entre otros: los gastos causados por atención médica, hospitalización, ausentismo en el trabajo, medicinas, pérdida de salario, defunción, etc., lo que expresado en dinero da una idea aproximada del problema.
Se podrían seguir mencionando ejemplos que señalen el impacto socioeconómico de las parasitosis, pero todos ellos nos llevarían a comprobar el elevado costo que tienen que pagar los países subdesarrollados por mantener a la multitud de especies de parásitos que generalmente existen en sus habitantes.
Es importante señalar que las costumbres de los pueblos hacen que aumenten o disminuyan algunas parasitosis, como por ejemplo la costumbre de no ingerir carne de cerdo parasitada por larvas de T. Solium que practican algunos pueblos del mundo como el israelita, hace que disminuyan o desaparezcan la teniasis, por el contrario la matanza clandestina de cerdos y la ingestión de carne con "zahuate", "granillo" o "tomatillo" (carne de cerdo cisticercosa) que con estos nombres la piden algunas personas del pueblo de México, por ser más barata y según dicen más sabrosa, incrementa las posibilidades de teniosis, y si además, se practica el fecalismo al aire libre, aumentan las posibilidades de adquirir cisticercosis
Es notorio que la simple práctica del lavado de manos antes de comer, así como lavado de frutas y verduras disminuyen considerablemente las parasitosis intestinales.
El hecho de que un país tenga que sufrir enfermedades parasitarias con índices de frecuencia importancia, no solo es señal de facultad desarrollo, sino que además dichas parasitosis le están produciendo grandes pérdidas económicas al pueblo que las soporta.
En América Latina el problema del parasitismo es muy importante y de las parasitosis intestinales, en particular enorme, ya que las encuestas epidemiológicas realizadas por los distintos autores de los países Latinoamericanos así lo señalan, tanto de las protozoosis como de las helmintiasis, encontrándose con frecuencia poliparasitismo en un mismo individuo, con afectación principal de los preescolares y escolares.
En la República Mexicana las parasitosis producen muerte con relativa frecuencia ya que como se mencionó antes, la amibiasis ocupa el 4to lugar como causa de muerte en el Hospital General de la SSA en la ciudad de México y la cisticercosis también sigue ocupando un lugar preponderante.
La amibiasis producida por Entamoeba Histolytica se encuentra como causa de muerte entre el 4.9 y 12%, demostrado por las autopsias realizadas en adultos en las distintas instituciones hospitalarias del país y en el 4.2% en niños.
Este tipo de frecuencias de muerte por parasitosis, se extrapola a casi todos los países subdesarrollados o en vías de desarrollo ya que las condiciones ecológicas favorables para los parásitos, así como las condiciones socioeconómicas deficientes hacen que dichas enfermedades sean muy comunes y además los parásitos infecten al hombre en forma masiva,
haciendo que los cuadros clínicos que desarrollan sean más graves y las posibilidades de muerte aumenten en forma considerable.
Si las parasitosis se evalúan en términos económicos, se refleja la verdadera importancia que tienen para un país determinado. En general, los conceptos que se toman en consideración para efectuar dichas valoraciones son, entre otros: los gastos causados por atención médica, hospitalización, ausentismo en el trabajo, medicinas, pérdida de salario, defunción, etc., lo que expresado en dinero da una idea aproximada del problema.
Se podrían seguir mencionando ejemplos que señalen el impacto socioeconómico de las parasitosis, pero todos ellos nos llevarían a comprobar el elevado costo que tienen que pagar los países subdesarrollados por mantener a la multitud de especies de parásitos que generalmente existen en sus habitantes.
Es importante señalar que las costumbres de los pueblos hacen que aumenten o disminuyan algunas parasitosis, como por ejemplo la costumbre de no ingerir carne de cerdo parasitada por larvas de T. Solium que practican algunos pueblos del mundo como el israelita, hace que disminuyan o desaparezcan la teniasis, por el contrario la matanza clandestina de cerdos y la ingestión de carne con "zahuate", "granillo" o "tomatillo" (carne de cerdo cisticercosa) que con estos nombres la piden algunas personas del pueblo de México, por ser más barata y según dicen más sabrosa, incrementa las posibilidades de teniosis, y si además, se practica el fecalismo al aire libre, aumentan las posibilidades de adquirir cisticercosis
Es notorio que la simple práctica del lavado de manos antes de comer, así como lavado de frutas y verduras disminuyen considerablemente las parasitosis intestinales.
RAFAEL
RANGEL
Fundador
de la Parasitología en Venezuela, Rafael Rangel nació en Betijoque, estado
Trujillo, el 25 de abril de 1877. Se graduó de Bachiller en Filosofía el 6 de
agosto de 1896 en la Universidad del Zulia. Realizó estudios de medicina en la
Universidad Central de Venezuela entre 1896 y 1898. No completó el segundo año
de la carrera, ni se graduó de médico; sin embargo, el adiestramiento que tuvo
en ese breve lapso de estudios, las lecciones que recibió del doctor Santos
Aníbal Dominici, en el Instituto Pasteur de Caracas, donde fue su preparador y
se familiarizó con la bacteriología y la microbiología técnica, haber sido
externo en la Cátedra de Clínica Médica, dirigida también por el doctor
Dominici en el Hospital Vargas y el desempeño que tuvo como preparador en las
cátedras del doctor José Gregorio Hernández, entre el 16 de agosto de 1899 y el
1 de abril de 1903, quien le enseñó las técnicas de la parasitología
microscópica, la coloración de microbios, la elaboración de medios de cultivo,
y la inoculación de gérmenes patógenos en animales de laboratorio, facultaron a
Rangel para recibir el nombramiento, el 18 de febrero de 1902, de jefe del
Laboratorio de Histología y Bacteriología del Hospital Vargas, donde además de
hacer los exámenes de rutina y ofrecer soluciones terapéuticas, desarrolló una
corta pero fructífera carrera de investigación. Por sugerencia del doctor José
Gregorio Hernández, una de las primeras líneas de estudio seguidas por Rangel
fue el estudio de la estructura y fisiología del sistema nervioso. Su
contribución de mayor impacto en la historia de la medicina, consistió en el
análisis sistemático y detallado -fundamentándose en el estudio de casos- de la
anquilostomiasis como causa de anemias graves en poblaciones rurales. En las
deyecciones de pacientes y en la mucosa intestinal observó y el parásito Necator americanus y sus huevos. Esos hallazgos fueron
sumamente útiles para establecer el tratamiento de la enfermedad. A fines de
1904, en un viaje a los llanos logró establecer la causa de la
"derrengadera" o "peste boba" de los caballos al encontrar
organismos unicelulares oTripanosomas en
la sangre de animales afectados. Entre 1906 y 1907, cerca de Coro en el estado
Falcón, diagnosticó correctamente como ántrax una enfermedad bacteriana conocida
vulgarmente como el "grito de la cabra". En marzo de 1908, se
presentó en el puerto de La Guaira una enfermedad infecciosa con carácter
epidémico que produjo gran alarma en la colectividad porque se sospechaba que
se trataba de peste bubónica. Rangel fue llamado para que averiguara lo que
estaba pasando y como en un primer momento no logró aislar los agentes
etiológicos, declaró que los enfermos no estaban aquejados de tan temida
enfermedad. El regocijo de las autoridades sanitarias, reacias por las consecuencias
económicas a declarar una cuarentena y cerrar el puerto, duró poco. En análisis
sucesivos Rangel apreció, que efectivamente se trataba de un brote de peste
bubónica y que por retardar el diagnóstico, la epidemia había tomado cuerpo
causando defunciones que pudieron haberse evitado con las medidas preventivas
que debieron ser tomadas desde un comienzo. Ese error diagnóstico, producto del
apresuramiento, hizo que recayeran sobre Rangel acusaciones y desagrados que se
confabularon para crearle un antagonismo social y político, que se acrecentó al
perder la protección del Presidente Cipriano Castro, quien se ausentó del país
en noviembre de 1908. A Rangel le fue negada una solicitud de beca para
estudiar en Europa, sin defensa en el ámbito oficial, atacado por aquellos que
pretendieron ser sus amigos y perdida la paz de su laboratorio, desarrolló una
psicosis depresiva que lo condujo a suicidarse ingiriendo cianuro en el
laboratorio a su cargo en el Hospital Vargas. Un fin trágico que sacudió el ambiente
académico y la opinión pública, y que dio origen dos meses después, a una obra
de teatro titulada "Sombras", original de Salustio González Rincones,
escrita como un tributo a la amistad que existió entre Rangel y la familia del
escritor. La presentación tuvo lugar en el Teatro Caracas, el 9 de octubre de
1909, ante una nutrida concurrencia. En el drama que se desarrolla en cuatro
actos, el autor justificó el suicidio de Rangel con la actuación de personajes
ficticios; pero obviamente con visos de realidad, a quienes responsabilizó de
las circunstancias que precedieron la fatal determinación. Uno de esos
personajes es un profesor de medicina que incrimina supuestamente al doctor
José Gregorio Hernández en un comportamiento hostil en contra de Rangel. Sin
embargo, una revisión ponderada de la relación entre Rangel y el doctor
Hernández denota que la expresión teatral es infundada y que estuvo motivada
por una distorsión de González Rincones. El doctor Hernández se ocupó de Rangel
a su llegada de Betijoque en 1896, e influyó de manera pública y notoria, una
vez que constató que éste poseía habilidades extraordinarias para el trabajo en
el laboratorio, en el proceso de selección para escoger a los preparadores, de
manera que lo designaran como asistente de sus cátedras. Esta fue una
recomendación atinente, porque Rangel se convirtió en un técnico de primera
bajo la influencia del doctor Hernández. Además, fue evidente en los círculos
académicos de la época, que las enseñanzas recibidas por Rangel de su maestro
fueron trasmitidas con esmero, de manera prolija y sin inconvenientes en la
cátedra y el laboratorio. Rangel siempre reconoció en el Doctor Hernández un
maestro, un apoyo y un estímulo. Prueba de ello fue que en 1904 le dedicó uno
de sus más connotados trabajos sobre el anquilostomo y en l906, siendo jefe del
Laboratorio del Hospital Vargas acudió a él para hacerle consultas sobre un
trabajo conjunto con A. Minguet Letteron sobre el carbunclo. El 1 de junio de
1973, la Cátedra y el Servicio de Psiquiatría del Hospital Vargas, convocaron a
un connotado grupo de médicos y psiquiatras, para discutir, basándose en una
charla del doctor Marcel Roche, las causas del suicidio de Rafael Rangel. Los
asistentes coincidieron en afirmar, que no obstante, la contribución que hizo a
la historia de la medicina, la cual lo califica como el fundador de la
Parasitología en Venezuela, Rangel sufría de una psicosis depresiva que por
factores políticos y sociales hizo crisis en los días que antecedieron su
trágica y prematura muerte.
Alexander von Humboldt
(Berlín,
1769-id., 1859) Naturalista y explorador alemán. Recibió una excelente
educación en el castillo de Tegel y se formó intelectualmente en Berlín,
Frankfurt del Oder y en la Universidad de Gotinga. Apasionado por la botánica,
la geología y la mineralogía, tras estudiar en la Escuela de Minas de Freiberg
y trabajar en un departamento minero del gobierno prusiano, en 1799 recibió
permiso para embarcarse rumbo a las colonias españolas de América del Sur y
Centroamérica.
Acompañado
por el botánico francés Aimé Bonpland, con quien ya había realizado un viaje a
España, recorrió casi diez mil kilómetros en tres grandes etapas continentales.
Las dos primeras en Sudamérica, desde Caracas hasta las fuentes del Orinoco y
desde Bogotá a Quito por la región andina, y la tercera por las colonias
españolas en México.
Como
resultado de su esfuerzo, logró acopiar cantidades ingentes de datos sobre el
clima, la flora y la fauna de la zona, así como determinar longitudes y
latitudes, medidas del campo magnético terrestre y unas completas estadísticas
de las condiciones sociales y económicas que se daban en las colonias mexicanas
de España. Entre 1804 y 1827 se estableció en París, donde se dedicó a la
recopilación, ordenación y publicación del material recogido en su expedición,
contenido todo él en treinta volúmenes que llevan por título Viaje
a las regiones equinocciales del Nuevo Continente.
Alexander von Humboldt
(1769-1859)
Federico Guillermo Enrique Alejandro de Humboldt nació
en Berlín (Alemania) el 14 de septiembre de 1769 en el seno de una familia de
la nobleza prusiana.
Alejandro,
al igual que su también famoso hermano Guillermo, recibió una educación
esmerada y dirigida por profesores privados muy notables. Durante su
adolescencia recibe clases de Filosofía, Física, Idiomas, Grabado y Dibujo.
Para complacer los deseos de su madre, estudió también Administración. Poco más
tarde tiene como guía al naturalista Blumenbach y estudia Botánica con
Willdenow. En esa misma época conoce a Jorge Foster, quien le transmite las
ideas liberales de su tiempo.
En
1793, Humboldt es designado Superintendente de Minas, después de haber
estudiado durante dos años en la Academia de Minería de Freiberg. En ese mismo
año publica su primer trabajo sobre Flora subterránea. En 1795, colecciona
plantas en los Alpes y un año más tarde se retira de la Administración
prusiana, al heredar de su madre una fortuna.
Durante
el año de 1797 estudia Astronomía con von Zach y Kohler y viaja hacia Francia,
deseoso de emplear su herencia en viajes de investigación y publicaciones. En
París, conoce a los notables científicos Cuvier, Laplace, Berthollet y
Delambre. También hace amistad con un joven y talentoso botánico y cirujano
francés: Aimé Bonpland, con quien se asocia en sus planes de viaje.
Humboldt
y Bonpland, después de ver frustrados varios proyectos, deciden viajar a España
en marzo de 1799, con el objeto de pedir permiso al Rey Carlos IV para viajar a
las colonias españolas en América. La Corte de Aranjuez le concede a Humboldt
un amplio pasaporte y, el 5 de junio de 1799, zarpa del puerto La Coruña
(España) la corbeta "Pizarro", llevando a los posteriormente famosos
naturalistas.
La
travesía por el Atlántico se prolongó durante 40 días, incluyendo una escala en
las Islas Canarias, que aprovecharon los viajeros para realizar una excursión
al Pico del Teide y efectuar otros estudios locales.
Rumbo a Venezuela
La
primera etapa del viaje tenía como destino la Isla de Cuba, pero una epidemia a
bordo obliga al Capitán de la nave a dirigirse a Cumaná, puerto más cercano en
la Tierra Firme, adonde llegan el 16 de julio de 1799.
Fascinados
por las bellezas de las costas de Venezuela, deciden adentrarse en el país y
casi dos meses después de permanecer en Cumaná y sus alrededores, el 4 de
septiembre de 1799, se internan en el Valle de Cumanacoa y llegan a la antigua
misión de San Fernando. Pernoctan allí y atraviesan luego las faldas del
Turumiquire, hasta llegar al Valle de Caripe.
Tuvieron
que luchar contra una naturaleza hostil e hicieron el viaje por el Macizo
Oriental en mulas o a pie en condiciones laboriosas, si se toma en cuenta que
tenían que colectar y estudiar plantas, animales, rocas y otras muestras,
además de transportar pesados y delicados instrumentos de medición.
En
Caripe (Estado Monagas), se hospedan en un convento de frailes aragoneses
durante una semana y el 28 de septiembre de 1799, exploran la famosa Cueva del
Guácharo en 472 metros de profundidad, convirtiéndose así Humboldt en el
precurso de la Espeleología científica de América Latina. También para la
Ornitología, Humboldt aporta allí una valiosa contribución, al descubrir un
nuevo género y especie de ave:Steatornis
caripensis, popularmente llamada "Guácharo". Humboldt hizo
excelentes dibujos de este animal al salir de la gruta, utilizando dos
guácharos que había matado Bonpland.
Siguieron
por la ruta de Santa María hacia el Golfo de Cariaco. En Cariaco, se embarcaron
de nuevo hacia Cumaná, ciudad que abandonaron el 18 de noviembre de 1799 con
destino a Caracas, donde permanecieron alrededor de dos meses y el 2 de enero de
1800 efectuaron la primera excursión científica a la Silla de Caracas. En esa
ocasión los acompañó un joven más tarde notable: Andrés Bello.
El 7
de febrero de 1800 se internan por los Valles de Aragua. Visitaron Valencia y
Puerto Cabello, regresaron luego a Villa de Cura, para recorrer los Llanos de
Calabozo. El 27 de marzo de 1800 llegan a San Fernando de Apure y el 1ro. De
abril entran en la confluencia del Apure con el Orinoco. Humboldt realizó
experimentos sobre las descargas eléctricas producidas por los peces
tembladores de los ríos de los llanos venezolanos, los cuales fueron de gran
utilidad para el conocimiento de la Electrofisiología.
Uno
de los objetivos más importantes del viaje de Humboldt, según, él, era el
tratar de verificar científicamente, si existía o no una comunicación natural
entre las hoyas hidrográficas de los ríos Orinoco y Amazonas. La existencia del
Casiquiare, ese gran brazo de agua de más de 300 kilómetros de curso, había
sido afirmada o negada durante muchos años y Humboldt quería comprobar cuál era
la verdad científica al respecto.
Los
viajeros remontaron, durante todo el mes de abril de 1800, el curso medio del
Orinoco y llegaron el 7 de mayo a San Carlos de Río Negro, el punto más austral
del viaje por Venezuela. Durante tres días estuvieron en la aldea de San Carlos
de Río Negro, región próxima al ecuador terrestre, y una de las más
interesantes del Mundo desde el punto de vista climatológico, porque allí
convergen los vientos alisios y se forman las llamadas "calmas ecuatoriales"
o "zona de convergencia intertropical", que origina gran
inestabilidad atmosférica y marcada nubosidad y pluviosidad. Humboldt, sin
contar con los recursos modernos de la Climatología, hizo importantes
observaciones sobre la masa de aire ecuatorial y aportó valiosos datos para el
conocimiento de la misma.
De
San Carlos de Río Negro siguieron hacia la desembocadura del Casiquiare el 10
de mayo de 1800 y navegaron por el mismo durante once días, hasta entrar
nuevamente en el cauce del Orinoco, demostrando así la comunicación entre las
cuencas de los ríos Orinoco y Amazonas.
Humboldt
contribuyó al desarrollo de la Cartografía moderna al levantar mapas físicos de
algunas de las regiones visitadas de América. En el mapa del Casiquare, por
ejemplo, incluye las formaciones vegetales, las fechas de su itinerario y los
puntos en donde hizo observaciones astronómicas. Fue el primero en trazar las
"líneas
isotermas" que actualmente se utilizan en los mapas climáticos y
que indican las temperaturas en todos los lugares, en un momento dado.
Durante
todo el viaje por el Nuevo Continente, Bonpland y Humboldt recolectaron
numerosas plantas y estudiaron más de un millar de especies. Humboldt también
se interesó mucho en la distribución geográfica y altitudinal de las plantas
(Fitogeografía), levantando perfiles de mapas sobre la distribución de diversas
asociaciones vegetales. En sus viajes descubrió un principio ecológico
importante, qe es el de la relación que hay entre la latitud y la altitud, al
describir que subir una montaña en el trópico es análogo a viajar desde el
Ecuador hacia el norte o hacia el sur, en términos de clima y vegetación.
Ellos
fueron menos afortunados en la recolección de especímenes zoológicos. Muchos de
los ejemplares no pudieron ser colectados o preservados y algunos envíos que
hicieron a Europa se extraviaron. Afortunadamente, sus amplias descripciones y
excelentes dibujos de campo, permitieron publicar con validez algunas especies
nueva, como el "Mono chucuto" (Cacajao
melanocephala) del Casiquiare y el pájaro "Guácharo" (Steatornis caripensis) del Valle de
Caripe.
De
regreso por el Orinoco, llegan a Angostura (hoy Ciudad Bolivar) y se dirigen
por tierra hacia Píritu y Barcelona. De allí se trasladan por tercera vez a
Cumaná.
Las
observaciones de Humboldt sobre la sismicidad de Cumaná y sus posibles
relaciones con la actividad volcánica en algunas islas de las Antillas, son de
escaso valor científico para la Seismología y Vulcanología actual. En cambio,
sus estudios sobre un eclipse de sol en Cumaná y otras observaciones
astronómicas son de gran importancia.
LUIS
RAZETTI
Luis
Razetti nació en Caracas, Venezuela, el 10 de Septiembre de 1862. Fue bautizado
en la Iglesia Catedral con el nombre de Luis María Francisco Nicolás de Jesús,
siendo hijo de Don Luigi Razetti, un comerciante de Génova, Italia y de Doña
Emeteria Martinez Sanz, quien era nieta del Lic. Miguel José Sanz, tutor del Libertador
Simón Bolívar. Además de Luis, quien era el hijo mayor, el matrimonio
Razetti-Martinez Sanz tuvo dos hijos: Enrique y Ricardo. Los hermanos de Luis
fueron ingenieros, siendo que Enrique falleció muy joven en 1892 y Ricardo le
sobrevivió a Luis hasta 1932. Siendo muy niño, el padre de Luis Razetti viaja a
Italia para no volver nunca más a Venezuela, por lo que Doña Emeteria se
encarga del cuidado y la educación de sus hijos. Se dice, que una vez, Luis
Razetti escribió todo lo que soy se lo debo a ella.
Estudió
su primaria en la Escuela Niño Jesús y luego realizó su bachillerato en la Universidad Central de Venezuela, donde obtiene el grado de Bachiller en
Fllosofía el (13 de julio de 1878). Inmediatamente comienza, en la msima Universidad Central de Venezuela, sus estudios en Medicina obteniendo el titulo
de Doctor en Medicina y Cirugía el (4 de agosto de 1884), a un mes para cumplir los 22 años de edad.
Así, a los pocos días viajó al interior del país, donde desempeñó sus primeros
ejercicios profesionales, particularmente, en los estados Lara, Zuliay en los Andes,
regresando a Caracas al cabo de 5 años (1884/1889).
En 1890 se
trasladó a París donde efectuó sus estudios
de postgrado (1890/1893), especializándose en cirugía y obstetricia. La
influencia de la escuela francesa, predominante para entonces, marcó una
profunda y permanente huella en su pensamiento, aún cuando no dejó de
inspirarse en otras fuentes, lo cual está patente en su admiración por Santiago Ramón y Cajal, Charles Darwin y Ernst Haeckel. Regresó
a Caracas en Diciembre de 1892 a
continuar con su ejercicio profesional, el cual ejerció en su ciudad natal,
Caracas, hasta su fallecimiento. En 1897 contrae
matrimonio con la señorita Luisa Amelia Díaz Guardia, sin embargo, Luis Razatti
no tuvo hijos.
Luis
Razetti contribuyó decisivamente con el progreso en el campo de la medicina
venezolana de su época, realizando importantes aportes, de forma sistemática y
organizada, por lo que muchos de sus seguidores y discipulos de aquél entonces,
así como médicos contemporáneos, le atribuyen ser el impulsor del «renacimiento de la medicina venezolana».
Entre sus aportes más destacados podemos mencionar, en orden cronológico los
siguientes: la fundación de la Sociedad de Médicos y Cirujanos de Caracas (1893); el establecimiento de la enseñanza clínica en
la Universidad Central de Venezuela; el establecimiento de los concursos del
internado y externado de los hospitales (1895); la reforma de las cátedras de Anatomía y de
Medicina Operatoria (1895/1896); la fundación del Colegio de Médicos de
Venezuela (1902); la
fundación de la Academia Nacional de Medicina (1904), de la cual Luis Razetti fue secretario
perpetuo; la creación del Congreso Venezolano de Medicina (1911) y la fundación del Instituto Anatómico (1911). Luis Razetti se caracterizó por ser un
profesional polifacético.
Como
cirujano comparte junto al Dr. Pablo Acosta Ortiz la gloria de ser uno de los
fundadores de la cirugía moderna en Venezuela. El hospital Vargas fue el
escenario por excelencia de su actuación quirúrgica, respaldada por su
condición de profesor jefe de la cátedra de Clínica Quirúrgica. En su extensa
estadística operatoria, destacan varias intervenciones quirúrgicas realizadas
por primera vez en el país. Razetti fue además, el introductor de una multitud
de técnicas y empleo de instrumentos quirúrgicos. Entre su bibliografía
quirúrgica sobresalen su libro Lecciones y notas de cirugía clínica y sus trabajos sobre apendicitis,
perforaciones intestinales tíficas, eclampsiapuerperal
y la operación cesárea. Fue el
fundador, en 1911, de la primera clínica privada que se estableció
en Caracas para la hospitalización de
enfermos y ejecución de operaciones de alta cirugía. Su hermano, Ricardo
Razetti fue el ingeniero proyectista y constructor de dicha clinica, la cual se
conoce, hasta el día de hoy, como "Policlina Luis Razetti".
Como
profesor, se dedicó a la docencia durante más de la mitad de su vida;
impartiendo a lo largo de dieciséis años, la cátedra de Anatomíay
desde 1914 hasta su
muerte, la cátedra de Clínica Quirúrgica. Además, dictó cátedras de Patología Externa y Medicina
Operatoria y Obstetricia. Por el gran alcance de su labor educativa y por el
sobresaliente número de discípulos que llegó a formar, fundó una escuela propia
en la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela. En 1908, desempeñó el rectorado de la Universidad Central de Venezuela (había sido vicerrector en 1901) y en 1909, se desempeñó como senador por el estado Zulia. Como médico en función social, fue un
higienista autodidacta y en una época, en la que
aún no existía el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, llevó a cabo
campañas contra el alcoholismo, la tuberculosis, la prostitución, las enfermedades venéreas, la mortalidad infantil y el cáncer.
El
Instituto Oncológico de Caracas fue bautizado con su nombre
en su honor. Sus publicaciones, entre ellas el Manual del antialcoholismo y La
cruzada moderna, testimonian su papel de pionero. En 1924, la denuncia que hizo de la excesiva mortalidad infantil le costó
un exilio de casi un año en Curazao. Por
otra parte, como biólogo, Luis
Razetti realizó una tarea esencialmente divulgadora, ya que, junto con Vicente Marcano, David Lobo, Elías Toro y Guillermo Delgado Palacios, formó
parte de las primeras oleadas del positivismo biológico en Venezuela. En 1904, sostuvo una intensa polémica acerca de la
legitimidad de la doctrina de la descendencia, la cual despertó reacciones
contrarias de algunos miembros de la comunidad científica y en especial la del
Dr. José Gregorio Hernández. La Doctrina de la Descendencia y ¿Que es la Vida? son libros de su autoría, escritos
como resultado de dicha polémica. Tal vez, haya sido, en ese sentido, el más
polémico y vanguardista de los médicos venezolanos. Su nombre es también
sinónimo del Código de Moral Médica, publicado en 1928, de repercusión continental.
Junto con
el Dr. José María Vargas y el Dr. José Gregorio Hernández (quien es
también muy recordado por su gran vocación religiosa), el Dr. Luis Razetti se
destaca entre los más importantes valores de la medicina venezolana. Sus restos
reposan en el Panteón Nacional de Venezuela, en Caracas, desde el 23 de junio de 1982.
Dr. Félix Pifano
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El
Instituto de Medicina Tropical, sede reconocida no sólo en Venezuela sino
internacionalmente, fue fundado por el ilustre Dr. Félix Pifano Capdevielle,
quien posee una brillante trayectoría en la investigación científica y en la
docencia médica.
Félix Pifano nace en San Felipe, estado Yaracuy, el 1 de mayo de 1912. Es hijo de Carmelo Pifano, inmigrante italiano, quien fue comerciante para la firma Rizutti Hermanos y Josefina Capdevielle, nativa de Yaracuy, quien era hija de un comerciante francés, Domingo Capdevielle y Emilia Puyano. Desde niño, Félix Pifano mostró gran interés por el arte y por la naturaleza. Como dice su amigo Manuel Rodríguez Cárdenas en su escrito Félix Pifano y su Recuerdo, refiriéndose a las clases de piano que Pifano recibía: "A eso agregó lo suyo, lo que tenía por dentro. Y el resultado fue una habilidad excepcional para tocar al piano los viejos valses de la tierra..."
El Dr. Félix Pifano ha sido un hombre influenciado por
distintas culturas, con padre italiano, abuelo francés y madre venezolana.
Desde niño tuvo la oportunidad de entrar en contacto con la cultura europea
al visitar con su familia a Italia y conocer el pueblo natal de su padre.
Félix Pifano inicia sus estudios de primaria en el Colegio
Padre Delgado, culminándolos en la Escuela Montesinos, sede que tranca sus
puertas por orden del presidente de la República, y se ve obligado a cursar
el bachillerato en el Colegio La Salle de Barquisimeto. Félix Pifano en una
entrevista afirma: "tuve como profesor de biología al Hermano Atanasio,
quien representó para mí el hombre que ayudó a incorporarme al conocimiento
de las ciencias naturales". Debido a la influencia que ejerce sobre él
este profesor, realizó su tesis de bachillerato sobre el estudio de las
serpientes ponzoñosas del estado Yaracuy (1929), trabajo que quedó como
contribución en su tierra natal.
Una vez finalizado sus estudios de bachillerato viaja a
Caracas para comenzar su carrera universitaria, pero en vista de que el
General Juan Vicente Gómez cerró la Universidad Central de Venezuela, no
ingresa ese año (1928) sino en 1929. Félix Pifano poseía un gran interés por
la biología, pero para ese entonces esta carrera no existía y decide estudiar
medicina. Para cumplir con sus sueños, comienza su labor docente en el año
1932 como profesor de Biología en el Liceo San José en Los Teques. Se gradúa
el 27 de julio de 1935 a la edad de 23 años recordando con mucho orgullo que
su título de Médico lo firmó el Ministro de Educación de ese momento, el Dr.
Arturo Uslar Pietri.
Debido a su gran pasión por su tierra natal y al gran
interés en ayudar al prójimo, Pifano regresa a Yaracuy donde tiene el honor
de trabajar junto al Dr. Enrique Tejera, fundador de la Cátedra de Medicina
Tropical en febrero de 1926. Félix Pifano expresa en una entrevista realizada
por el Dr. Pedro Navarro: "Comencé muy joven, a los 23 años, trabajando
la medicina rural en mi estado Yaracuy, diagnosticando y tratando las enfermedades
endémicas que llegaban a mi consulta. En eso pasé mi juventud, entusiasmado
por el servicio a los necesitados y por las ganas de resolver la problemática
de salud de los pacientes solicitantes". Es de esta forma como el
ilustre Félix Pifano comienza a dar grandes aportes a la Medicina Tropical.
Citando las palabras de su amigo Manuel Rodríguez Cárdenas, quien desde una
visión externa describe la decisión de Félix Pifano de trabajar en Medicina
Tropical, de la siguiente manera: "entre todas las ramas del saber, él
escoge la que pasa más cerca del dolor de su pueblo, esa patología tropical
que encierra el problema directo del hombre y de la mujer humilde, del
campesino y su hijo, del rancho y la desnutrición, de la terrible angustia de
morir sin remedio, sin asistencia, en manos de curanderos y brujos; el dolor,
en fin, extenso y vasto, que Pifano comenzó a comprender en el contacto
diario con las gentes humildes de su pueblo".
Estando en llano adentro logró establecer la relación
entre la enfermedad, el animal, el hombre y el medio ambiente, todos ellos en
inevitable interacción. De esta forma sus investigaciones se inclinaron a ser
más interpretativas que descriptivas realizando análisis ecólogico,
epidemiológico y clínico de las patologías. Como refiere el mismo Pifano en
la entrevista, realizada por el Dr. Navarro: "Trabajando a brazo partido
por los campos de Yaracuy, tratando leishmaniasis, tuberculosis, diarreas,
parasitosis intestinales y paludismo que mataban a niños y a sus progenitores.
El Dr. Arnoldo Cabaldón me invitó en 1938 a un viaje por Centro América para
ver el trabajo de la Fundación Rockefeller en Costa Rica y los estudios que
se realizaban en el Canal de Panamá, donde la gente moría de fiebre amarilla
y apludismo. Permanecí durante varios meses en la región centro-americana y
al regreso Gabaldón me propuso trabajar en Malariología del estado Yaracuy.
Gabaldón era el director de Malariología de Venezuela y comandaba la lucha
antimalárica en el país. Fui soldado de esa campaña para erradicar la endemia
en Venezuela".
Félix Pifano en 1939, se desempeña como protozoólogo en el
Instituto Nacional de Higiene, trabajando en compañía del Dr. Martín Mayer
con quien funda en 1940 la Sección de investigación. Pifano afirma: "Con
Mayer aprendió la metodología científica, la disciplina técnica, el análisis
crítico, la claridad sintética y el rigor autocrítico".
Por su gran afán de transmitir sus conocimientos participa
en el concurso de la Cátedra de Medicina Tropical en 1941 obteniendo el cargo
y realizando su carrera docente universitaria hasta llegar a profesor titular
(1941), sin abandonar sus estudios experiementales sobre aquellas
enfermedades de alta incidencia en Venezuela. Junto con sus colaboradores
realiza estudios clínicos, de laboratorio y de campo en las regiones
selváticas y rurales del país, destacándose sus investigaciones sobre:
enfermedad de Chagas, tripanosomiasis rangeli, leishmaniasis tegumentaria y
visceral, amibiasis intestinal y hepática, esquitosomiasis, oncocercosis,
micosis sistématicas, carencias nutricionales y animales ponzoñosos.
Félix Pifano, siempre consecuente, nunca paralizó sus
actividades, pero durante la dictadura de Pérez Jiménez, por haber firmado un
documento elaborado por Uslar Pietri donde reclamaba respeto por la autonomía
universitaria, se va a México para cursar estudios en Cardiología, donde se
consigue con varios exiliados políticos y aprovecha para intercambiar
conocimientos y escribir varios documentos científicos.
En la entrevista con el Dr. Navarro, Félix Pifano comenta:
"Regresé a la caída de Pérez Jiménez y poco después se crea el Instituto
de Medicina Tropical, durante el gobierno de Rómulo Betancourt. Organicé las
cátedras del Instituto y fui a Brasil a establecer un convenio de intercambio
con el profesor Carlos Da Silva Lacaz para enviar profesores de Medicina
Tropical".
Durante la década de los sesenta, estudió los parásitos
causantes de la leishmaniasis tegumentaria en americana y propuso la
existencia de dos complejos: el de Leishmania brasiliensis y
el Leishmania pifanoi. Las conclusiones que el obtuvo con estos
estudios fueron publicadas en los Archivos Venezolanos de Medicina Tropical
en 1960 bajo el título "Aspectos Inmunológicos de la Leishmania tegumentaria en
la región neotrópica, con especial referencia a Venezuela".
El emérito Félix Pifano, llevó una vida llena de logros
tras duros esfuerzos, mereciendo un sin número de reconocimientos y
condecoraciones. Las que más se destacan son las siguientes: laureado de la
Academia Nacional de Medicina (París) por sus trabajos en epidemiología de
las enfermedades de los países cálidos (1949); Orden del Libertador con el
grado de Caballero(1953); Orden de Andrés Bello en su primera y segunda
clase; Orden del Libertador con grado de Comendador (1970) y Condecoración 27
de junio en primera y segunda clase; Premio "Rafael Rangel" del
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas, CONICIT
(1977) y Premio Nacional de Ciencia que otorga el CONICIT (1996).
El Dr. Félix Pifano ha tenido una gran trayectoria no sólo
en el aula, como muchos médicos lo recuerdan, sino también como investigador
y como excelente persona. Con su gran esfuerzo y constancia ha registrado más
de 200 trabajos científicos sobre enfermedades endémicas venezolanas y
latinoamericanas. Como docente, ha formado 16.500 médicos con la esperanza
que vean a su país con el amor y pasión como lo hizo él. Entre 1947 y 1990
dirigió el Instituto de Medicina Tropical de la Facultad de Medicina de la
UCV y que actualmente lleva su nombre. Fue decano de esta Facultad entre 1944
y 1946.
Félix Pifano es: Individuo de Número de la Academia
Nacional de Medicina del Brasil, Miembro de la Academia de Ciencias de
Brasil, Individuo en la Clase Correspondiente de la Academia de Ciencias
Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela, Miembro de la Academia
Nacional de Medicina de Colombia, Miembro del Comité de Expertos en
Enfermedades Parasitarias de la OMS, Miembro de la Royal Society of Tropical
Medicine and Hygiene (Londres), Miembro del Comité Internacional de
Leishmaniasis de la OMS, Miembro del Comité Internacional de Bilharziosis de
la OMS y Miembro de la Sociedad Internacional de Dermatología Tropical.
A sus 90 años, se encontraba delicado de salud pero tranquilo
en su residencia, acompañado de su querida esposa doña Angelita Cordido de
Pifano y de sus cuatro hijos: Edmundo, Hernán, Alicia y Emilia, quienes le
han dado 10 nietos, el mayor de los cuales se llama Félix Pifano, en homenaje
a su abuelo. En familia recordaba sus buenos tiempos y sus merecidas
condecoraciones, teniendo fe en un futuro que según él, no estaba tan claro
por la terrible situación que acoge al país actualmente. Sólo queda esperar
que este gran ilustre venezolano toque muchos corazones e inspire a mucha
gente para seguir de cerca sus pasos.
Falleció el 8 de agosto de 2003. La Eternidad para el Maestro Pifano.
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JACINTO
CONVIT
Hijo de
un inmigrante español de origen catalán nacionalizado venezolano
Francisco Convit y Martí y de madre venezolana Flora García Marrero, de
origen canario, nació
en la Parroquia La Pastora, Municipio Libertador de Caracas. Inició sus estudios en el Liceo Caracas.
Cursó el
bachillerato en el Liceo Andrés Bello, alumno
destacado del gran maestro Rómulo Gallegos en la cátedra de Filosofía y
Matemáticas, del que afirmó “Qué buenos recuerdos, un profesor ejemplar de
talante visionario”.
En 1932 ingresó a
la escuela de Medicina de la Universidad Central de Venezuela donde obtuvo el título de
Doctor en Ciencias Médicas en1938.
Una
invitación le cambiaría la vida y demarcaría su destino en el año 1937, el doctor Martín Vegas conocido pionero en los
estudios sobre la lepra dio a conocer a Convit, la vieja casona de Cabo Blanco
en el estado Vargas, la cual albergaba a cientos de pacientes afectados por
lacería o lepra.
En aquel
tiempo esta enfermedad era el causal del prejuicio más arraigado dentro de la
sociedad, a los leprosos se les encadenaba y eran custodiados por autoridades
policiales, imagen que definiría el carácter humano de Convit, quien ante tal
maltrato, exigió a los guardias un mejor proceder con los enfermos.
La
compasión y el querer por los pacientes no tuvieron límites en Jacinto Convit,
quien unió esfuerzos junto a seis médicos venezolanos y dos italianos, para
encontrar la cura a esta enfermedad.
Luego de
varias investigaciones con el único remedio empleado en estos pacientes, el
aceite de Chaulmoogra, pudieron comprobar que el compuesto de Sulfota y
Clofazimina podía fungir con gran efectividad en contra de este mal, lo que
conllevó el cierre de las conocidas leproserías donde los enfermos eran
encerrados y vejados en su condición humana.
En el año 1988, los grandes avances en estudios
epidemiológicos, le valieron una nominación2 al Premio Nobel de Medicina,
por el descubrimiento de la vacuna contra la lepra,2 la cual resultó de la
combinación de la vacuna de la tuberculosis con el bacilo Mycobacterium leprae.
Un año antes de esta nominación, Convit recibió en España el Premio Príncipe de Asturias de
Investigación Científica y Técnica.
28 Feb
2011 Es condecorado con La Legión de Honor, la más alta distinción honorífica
de la República Francesa.
En el 2011,2 a sus 98 años, lidera un
equipo que desarrolla en el Instituto de Biomedicina, una autovacuna contra el
cáncer de seno, estómago y colon, el procedimiento es basado en exploraciones
con inmunoterapia. En conjunto con especialistas de la Universidad Central de Venezuela es responsable de la
elaboración de este tratamiento experimental.
J. V.
SCORZA
Luego de
vivir en Acoria (Huancavelica) regresa
a Lima, lugar de su nacimiento. Realizó su formación escolar en el Colegio Militar Leoncio Prado, el mismo donde estudiaron también el novelistaMario Vargas Llosa y el
periodista César Hildebrandt , entre otros. En 1945 ingresó a
la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y comenzó una etapa de
febril actividad política.
En 1948, a los 20 años, Scorza se vio obligado a salir
del país en calidad de exiliado tras el golpe de estado del general Odría y la implantación de la dictadura. Se estableció en París, Francia, donde
aprendió francés y obtuvo un trabajo de
cierto prestigio: lector deespañol en la Escuela Normal
Superior de Saint-Cloud.
Muchos de
los versos que
integrarían su primer poemario, Las imprecaciones (1955), son fruto del desconsuelo en que se hallaba
inmerso. No volvió al Perú hasta el fin de la dictadura, diez años después. Sin
embargo, fue en su obra narrativa, de la que Alejo Carpentier fue uno de sus maestros,
donde Scorza encontró el espacio ideal para explayarse sobre los problemas
sociales del Perú.
Su
primera novela, Redoble por Rancas (1970), forma parte de un ciclo
denominado "La balada", "las Cantatas" o "La guerra
silenciosa", donde, desde una óptica eminentemente poética que fusiona
mitos ancestrales e historia, Scorza muestra la antigua lucha de los campesinos para recuperar sus tierras.
Las demás novelas que componen este ciclo, Historia de Garabombo el Invisible (1972), El
jinete insomne (1977), Cantar
de Agapito Robles (1977) y La
tumba del relámpago (1979),
continúan uniendo el realismo social a la fantasía poética. Esta
serie de novelas, traducida a más de cuarenta idiomas, se ha constituido en una
de las más difundidas y reconocidas de la literatura peruana en este
siglo.
En 1968, en plena efervescencia de las luchas campesinas
en la sierra central y en virtud a su activa participación a través de un
movimiento político indigenista, tuvo
que abandonar de nuevo el país. Llevó consigo dos manuscritos: El
vals de los reptiles y Redoble
por Rancas, un poemario y una novela respectivamente, ambos de 1970.
En 1981 fue el
primero de una lista de escritores de fama internacional que el diario Il
Mattino había invitado a Nápoles para que escribieran una
serie de artículos sobre la ciudad que un terremoto había vuelto a asolar tras
un leve resurgimiento en los años 1980. En 1983 y después
de haber publicado en febrero de ese año su última novela, La
danza inmóvil, que significaba una ruptura radical con el ciclo de
"La guerra silenciosa", el Boeing 747 Vuelo 11 de Avianca en el que
iniciaba viaje rumbo a Bogotá junto a otros intelectuales
para participar en un congreso que pretendía hacer balance de la cultura
hispanoamericana, se estrelló contra una colina en su aproximación al
aeropuerto de Madrid.
ARNOLDO GABALDON
Arnoldo Gabaldón nació en la ciudad andina de
Trujillo, hijo de Joaquín Gabaldón y Virginia Carrillo Márquez. Se graduó de
pregrado en filosofía en 1928 y para 1930 obtuvo el
doctorado en ciencias médicas en la Universidad Central de Venezuela. Luego, en Hamburgo (Alemania) completó una
especialidad en el Instituto de Enfermedades Tropicales, viajando
posteriormente en 1935 a Estados Unidos en calidad de becario de la Fundación Rockefellerpara obtener un doctorado de la Universidad Johns Hopkins en
ciencias de higiene con mención especial en protozoología. De regreso a
Venezuela es nombrado para presidir la recién creada Dirección Especial de
Malariología del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, puesto que ocupó
hasta 1950.
Bajo la dirección de Gabaldón, Venezuela se
convirtió en el primer estado que organizó una campaña a escala nacional contra
la malaria,
mediante la utilización del DDT, lo que conllevó a ser los primeros en alcanzar
la erradicación de esa enfermedad en una gran área de extensión de la zona
tropical.
Gabaldón había adquirido tal fama en su país que
en 1951 fue uno de los candidatos a sustituir al recién asesinado presidente de
la República, Carlos Delgado Chalbaud. Continuó asesorando la Dirección General de
Malariología hasta su jubilación en 1973.
González Rincones,
Rafael
San Cristóbal (Edo.
Táchira) 12.2.1885 _Caracas, 13.4.1958
Médico, investigador,
empresario y político. Hijo de Carlos González Bona, fundador de la
Compañía Petrolia del Táchira y de
Soledad Rincones, hermana de Pedro Rafael Rincones, otro de los socios
fundadores de dicha empresa. Hermano de Pedro González Rincones.
Practicante de la Cruz Roja durante el sitio de San Cristóbal (1899), inicia
sus estudios de medicina en la Universidad Central de Venezuela. Interno de los
hospitales civiles del Distrito Federal (1902), es administrador del Boletín de
los hospitales de Caracas y director de la Revista de la Sociedad Vargas de
Estudiantes de Medicina (1905). Graduado como doctor en ciencias médicas
(1906), se traslada a Europa (1906-1912). Estudia en París para optar al grado
de médico colonial (1910) y en Londres asiste a los servicios de Cirugía y
Otorrinolaringología en el Saint Bartholomew Hospital. En 1911,
presenta el examen de médico legalista en la Universidad de París y sigue el
curso del Instituto Pasteur, bajo la dirección de los
profesores Roux, Metchnikoff, Borel y Laveran. A su
regreso a Caracas (1912), es puesto al frente del laboratorio de Bacteriología
de la oficina de Sanidad Nacional donde introduce en Venezuela la vacunación
gratuita antitífica. Director de la Oficina de Sanidad (1913-1915), diputado
por el estado Táchira (1914) y senador por ese mismo estado (1915).
Es nombrado ministro de Instrucción Pública (1917-1922). Junto con Roberto
Ramírez y Lucio Baldó Soulés es uno de los promotores de la Compañía
Venezolana del Petróleo (CVP, 1923-1924), empresa encargada de adquirir las
«reservas nacionales» de Hidrocarburos para revenderlas al mejor postor,
permitiéndole así a Juan Vicente Gómez y a su familia enriquecerse directamente
con el negocio de concesiones petroleras. Senador por el estado
Táchira (1931), de julio de 1931 a diciembre de 1935, ocupa
nuevamente la cartera de Instrucción Pública. Dueño de una cuantiosa fortuna,
González Rincones es el propietario de la hacienda La Trinidad,
cerca de Baruta (hoy urbanización La Trinidad de Caracas). Es autor
de varios trabajos sobre parasitología, entomología y bacteriología. Individuo
de número de la Academia Nacional de Medicina (1915) y Matemáticas (1934).
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